HISTORIA
Más de sesenta años formando parte del paisaje de la ciudad
1. Orígenes y primeras andanzas
2. Napardi, una realidad en marcha
3. Vamos creciendo
4. Algunas novedades y reformas
5. Nuevos tiempos y más cambios
6. Nuevo local y cincuentenario
7. El sótano de Napardi, vestigio del Burgo medieval
8. Recuerdos de antaño
9. Seguimos cambiando
1. Orígenes y primeras andanzas
La entrañable historia de NAPARDI, la sociedad gastronómica decana de Navarra, tuvo unos orígenes comunes a otras sociedades parecidas, pero que ofrecen rasgos propios al nacer en un entorno urbano y en unos años en los que se inicia el desarrollo industrial en Pamplona.
Varios pamploneses que se reunían habitualmente en diversos clubes o asociaciones, como José María Zamarbide en el Club de Montaña Navarra, Nicolás Velasco en los Amigos del Arte, Germán Salas en el Casino, o simplemente coincidían tomando unos txikitos (vinos en la actualidad), se plantearon fundar una sociedad gastronómica parecida a aquellas que ya existían en Guipúzcoa y de las que habían oído hablar. Así fue como un grupo de pioneros, entre los que se encontraban algunas de las personas citadas, viajaron a San Sebastián para visitar la Sociedad Istingorrak, atendiendo la invitación que recibió Santiago Barrena.Todos ellos regresaron satisfechos de cuanto vieron y con la idea clara de crear en Pamplona algo semejante, incluso aprovechando, para iniciarla, los mismos estatutos que regían en ella.
El impulso inicial estaba dado y llegó el momento de poner manos a la obra. Fueron muchas las reuniones y los proyectos que se barajaron y la idea iba cuajando en planes muy concretos. Entonces se incorporaron al grupo dos arquitectos, Francisco Garraus (fallecido el 29 de Enero de 2003 a punto de cerrar la edición de este libro) y Enrique Altarriba, siendo el primero de ellos quién realizó el proyecto del local.
Todavía no habían elegido nombre y tampoco hacían de ello una cuestión de mayor o menor importancia pero querían un nombre peculiar, algo que fuera fácil de pronunciar y que marcara desde el primer momento. Así en aquellas reuniones que mantenían por grupos, unos en Cordovilla, otros en el Bar Txoko de la Plaza del Castillo, otros en el Club Navarra se plantearon cómo bautizar la entidad.
Por cierto, recordaremos que en aquellos tiempos las reuniones debían contar con autorización gubernativa.
El nombre llegó porque a un compañero de fatigas llamado Pepito Aramburu, que trabajaba en la Calle San Antón en un establecimiento expendedor de productos lácteos, casa Baquedano, se le ocurrió proponer: NAPARDI. Es decir: todo lo concerniente a Navarra, o entre navarros. Añadiendo a la palabra de Navarra en euskera el sufijo “di” que lo determina como tal. El bueno de Pepito nunca fue socio de NAPARDI, pero nos dio este nombre que hoy recorre el mundo entero.
Dentro de todo ello entre reunión y reunión, entre problema y problema José Mª. Zamarbide, hombre inquieto y entregado a NAPARDI, con su buena mano y su imaginación de decorador y buen dibujante fue haciendo algún boceto para crear un escudo o logotipo que sirviera como emblema de la Sociedad y así es como tras ir engañando al lápiz fue desgranando sus líneas hasta que surgió lo que hoy nos representa además del nombre: Un plato, con un tenedor y una cuchara cruzados en aspa posados en él, poniendo en la parte de abajo NAPARDI.
Empezaron entonces a reclutar gente, considerando el número ideal de socios para el mantenimiento de la Sociedad y además que hubiera un buen entendimiento entre ellos, que no era fácil. Acordaron en principio que con 60 personas era suficiente.
Así es como decididos ya a emprender el camino poco a poco fueron cubriendo los trámites legales administrativos que hacían falta para formalizar la Sociedad. Se alquiló el local existente en la calle Mayor, 35 a D. Enrique Sanz, por el cual se pagaba mensualmente 550 Pts. (3,31 €).
Finalmente se pudo celebrar la primera reunión seria según se transcribe del Libro de Actas: “La cual tuvo lugar en los locales del Club Deportivo Navarra, previo permiso de la autoridad competente como era menester hacerlo, reuniéndose las personas que deseaban formar la Sociedad NAPARDI, bajo los auspicios de un Reglamento de Régimen interno y con la Presidencia de Carlos García Barace, Emilio Huerta Barrado y Nicolás Velasco Goicoechea, dando cuenta del citado Reglamento, aprobado por la Superioridad en escrito P.I. nº 4548 y que de acuerdo con lo establecido en el artículo 4º de la Ley de Asociaciones debe procederse a constituirse legalmente la Sociedad nombrando la primera Junta Directiva, que se encargue de los trámites, puesta en marcha y administración, quedando aprobada por unanimidad y queda constituida el 11 de Febrero de 1953 de la siguiente forma:
Presidente: Miguel Erice Martinicorena
Secretario: Luis Irurre Moreno
Tesorero: Joaquín del Guayo Jiménez
Contador: Alberto Munárriz Benidera
Almacenero: Baldomero García Moreno
Suplente:Vicente Pérez Atienza
“Se nombra así mismo una Comisión de Obras, con plenas facultades para que se encargue de la adquisición de local, así como de su debido acondicionamiento, quedando designadas las siguientes personas:”
Enrique Altarriba Embid
Germán Salas Mondela
José Arrieta Aranguren
José Mª Zamarbide Vallés
La inauguración de la primera sede, situada en la calle Mayor nº 35, en un piso bajo al que se accedía por una pequeña escalera, tuvo lugar el 18 de marzo de 1953, bendiciéndose los locales a las siete y media por lo que al monaguillo de la Parroquia se le dio una propina de 10 Pts. (0,06 €), que dado los valores de aquel entonces era una pequeña fortuna.
A las diez de la noche se tuvo la primera cena de confraternización con asistencia de todos los socios, donde no faltaron brindis y deseando larga vida al recién nacido NAPARDI.